Una más del obispo
Por eso surge la pregunta del millón: ¿desde cuándo y por qué ese edificio es propiedad de la Iglesia?
"Tengo una pregunta que a veces me tortura: estoy loco yo o los locos son los demás" (Albert Einstein)
Por eso surge la pregunta del millón: ¿desde cuándo y por qué ese edificio es propiedad de la Iglesia?
En el manicomio estamos convencidos de que los marcianos que buscan ahora en Marte están hace tiempo aquí en la Tierra.
Los locos esperamos lo que haga falta, pero, por favor, que no nos vacunen en la Plaza de toros. ¿No habrá por ahí un sitio menos ofensivo?
Ahora las ratas se quieren quedar en el barco, con el barco y con su vacuna puesta aunque los demás marineros nos ahoguemos.
Estoy por no contarlo, porque para escribirlo tengo que sacar los deditos, y mis dátiles no están para pasar ese calvario.
Y, por lo que nos cuenta Manolo, Madrid compra la sal en todos los sitios del mundo mundial, menos en La Isla de León.
Están durmiendo en la puta calle sin más cobijo que unas mantas viejas y unos cartones, y parapetados en el mejor de los casos tras un carrito de supermercado.
Ahora mismo tenemos la gran duda sobre quién vive en un mundo irreal, los de ahí fuera o nosotros.
Este año está claro que el Covid19 no nos va a dar coba y nos va a traer un gordo terminado en 19.
Es seguro que gracias a ellos el Puente de Hierro van a tener que ensancharlo, que ya va siendo hora.
Ya Franco, si volviera, aunque está por ver que no haya vuelto, no tendría que inaugurar pantanos y por tanto tampoco existirían los Nodos.
A los locos se nos ha venido a la mente la imagen de los sepulcros blanqueados, de los hipócritas de medio pelo y de los que van por el mundo creyéndose algo.
El profesorado está hasta sus partes íntimas de tantos cambios y de que no se le consulte para nada.
Lo que hacía José María el Tempranillo en la sierra con el trabuco es una pamplina comparado con esta forma de robar al indefenso ciudadano.